¿Cabe mañana una revolución en España?... ¿y en el mundo?

Vemos con orgullo (casi sin pena, acostumbrados ya) la noticia sobre nuestro joven fotógrafo y compatriota Samuel Aranda (ganador del World Press Photo). En 20minutos le preguntaron entre otras cosas: ¿Qué foto le gustaría tomar? Responde categórico: “Me gustaría fotografiar la revolución en España, ser testigo de que los jóvenes nos levantamos de una vez por todas, que ya está bien…Que hacemos algo parecido a lo que han hecho en Islandia.” 
Ciertamente sabe de lo que habla, pues Islandia es un ejemplo de revolución. Revolución, claro está, convenientemente silenciada por los medios... ¿por menosprecio?, ¿por miedo al contagio viral?...

Lo único cierto es que la voz del pueblo se ningunea, incluso en los picos de fama... Lo siento Samuel, tu voz caerá una vez más en saco roto. No es menos cierto que a Islandia también le podría salir el ‘tiro’ por la culata, pues aunque la idea última parezca atractiva, puede ser muy arriesgada en este mundo gobernado por el único Dios en el que todos creen, al que todos entienden y por el que están dispuestos a reaccionar, el GranDinero.

También es cierto que el pueblo habla (solo hay que ver las ‘tendencias’ en Twitter cada día y los miles de Tuits que generan), pero su voz se diluye hasta perderse y sistemáticamente se ningunea... pero… ¿y si alguien consiguiese que no fuese así? Amigos, ¡ese ser existe!, de momento en la ficción.

Ciertamente la novela trata sobre la próxima revolución y da una solución idónea, que nace de la “Teoría de la revolución parcial”. Las ventajas son todas: es incruenta, agrada a la masa “soberana”, únicamente molesta al poder, que se sentirá más controlado, aunque no altera el sistema. La idea es tan simple como sublime, fruto de una mente preclara y virtualmente ‘no humana’: La clave es su infalibilidad, por lo que el éxito está garantizado... y hasta ahí puedo contar.

Una revolución así, cabe, y quizás antes de lo que pensamos… pero cuando llegue, ¿la aceptaremos?